Muchas personas al toparse con los mitos asumen posiciones despectivas, a veces burlonas, revelando de esta manera bien incredulidad, bien ignorancia. Cuando nos acercamos a las distintas etapas del ser humano sobre la Tierra, nos encontramos frente a sus creencias y son ellas, precisamente, quienes nos revelan los datos de cómo se desarrolló un pueblo, una civilización. He escogido algunos mitos griegos para hablar sobre cómo se explicaron la creación del mundo. En mi último artículo me referí a Zeus y hoy me acerco a Hera.
¿Cómo es Hera? De ella se habla en términos muy poco lisonjeros; se le define amargada, pendenciera, vengativa, celosa. Pero, Hera es la diosa de los dioses olímpicos; es la representación del matrimonio, protectora del amor conyugal, del hogar. Muy contrastantes ambas caracterizaciones.
Hija de Rea y Kronos, es devorada por su padre al igual que sus hermanos, pero devuelta a la vida cuando Zeus, su hermano, hace que Kronos los regurgite a todos. En una ocasión Zeus la ve paseando por los jardines
Luego, Zeus la elige como esposa. Así, Hera será hermana y esposa del dios de los dioses. Los hijos del matrimonio del Olimpo son Ares, Hebe y Hefesto, aunque algunas fuentes dicen que Hera tuvo a Hefesto sola. Algunos autores incluyen a Ilitía y Eris como hijas suyas.
Su apariencia personal la describe magistralmente André Bonnard en Les dieux de la Grece, a quien traduzco libremente: “Su arreglo personal es austero, pero muy cuidadoso. Cambia de atuendo a menudo, tomando en cuenta su amplio guardarropa de Samos. El conjunto es opulento. Túnica larga y bordada, pero sin mangas, porque los brazos son muy bonitos. Un chal doble enfatiza el busto de amplios plegados. Bandas regulares, apenas onduladas, algunas de ellas enmarcando la frente estrecha en un triángulo. Hermosos ojos, algo bovinos. A su lado, un pájaro muy decorativo, el pavo real”.
Hera es la concreción de los celos y, en consecuencia, es vengativa. Zeus le ha sido infiel y ella se venga de manera cruel; no solo vuelca su revancha contra las amantes de su esposo, sino en contra de los hijos que estas han concebido con Zeus. Una de esas batallas que libra Hera, en contra de las protagonistas de la infidelidad del dios del Olimpo, es la que emprende contra Alcmena, la única amante humana de Zeus. De esa unión nace Heracles.
Cuando Hera conoce que Alcmena está encinta, decide que le producirá una malformación en las piernas y así malograría el parto; sin embargo, su acción fracasará, pues una criada de Alcmena le hace creer que el bebé ya había nacido. Por supuesto, Hera descubre el engaño y la nodriza es convertida en comadreja. No cesa en su empeño en asesinar al bebé y le envía dos serpientes venenosas a la cuna, pero, Heracles, digno hijo de Zeus y con una fuerza poderosa, estranguló a las serpientes con sus manos.
Cada episodio de estas represalias representa el surgimiento de otro mito, enriqueciendo profusamente ese mundo sorprendente. Usted, amigo lector, seguramente ante un cielo estrellado se habrá preguntado el origen de esas estrellas, de la Galaxia, de la Vía Láctea. Los antiguos griegos le encontraron explicación mediante un mito relacionado, precisamente, con el pequeño Heracles y la diosa Hera.
Zeus quería que su hijo se alimentara de la leche de la diosa, la engañó y logró que Heracles se amamantara fugazmente del pecho de Hera. Pero Hera se percató rápidamente del ardid y apartó violentamente a Heracles; de su pezón cayeron algunas gotas de leche que se incrustaron en el firmamento, dando así origen a la Vía Láctea.¡Maravillosa Vía Láctea que está impregnada de la leche materna de una diosa!
Heracles crece, pero Hera continúa en su empeño por acabar con él. Lo obliga a aceptar los trabajos que le encomendó el rey de Micenas, pero Heracles logra salir victorioso de todas las misiones requeridas. Heracles pasará a la Historia de la Mitología divinizado, y algunos autores antiguos hipotetizan que entre Hera y Heracles se produjo una reconciliación, aunque fuese tardíamente.
Otra de las aventuras extramaritales de Zeus es con Leto, quien quedó embarazada de gemelos: Apolo y Artemisa.
Leto, hija de Febe y Ceo, junto a su hermana, Asteria, eran adoradas como las diosas de la noche. Zeus, siempre enamoradizo, intentó seducir a Arteria, pero esta, lo rechazaba, hasta que, en una ocasión, logró escapar del asedio del dios, se convirtió en codorniz y se arrojó al mar. Así tiene origen la isla de Ortiga. Pero Zeus, no se conforma, seduce a Leto, quien queda embarazada.
Como era de esperarse, al enterarse Hera, a quien nadie lograba engañarla, ordenó que nadie le diese cobijo a Leto y no pudiese dar a luz. Pero, Leto consiguió refugio en la isla de Ortiga,que cambiaba constantemente de posición en el mar, por lo que pudo evitar la amenaza de Hera.Aun así, la diosa no cejó en su venganza y habló con Llitía para que impidiera el parto de Leto. Esta sufrió dolores interminables de parto, pero los demás dioses se compadecieron de ella, Artemisa nació primero y se hizo adulta de golpe para poder ayudar a su madre en el alumbramiento de Apolo.
Leto fue siempre protegida por sus hijos ante los subsiguientes ataques de Hera. Pero ésta, acicateada por los celos, mandóa la serpiente Pitón (guardia de seguridaddel santuario de Delfos) a matar a Leto. Apolo, provistodel arco y flechas fraguados por Hefesto, destruyóa Pitón para siempre y, así, se convierteen el Dios guardián del Templo de Delfos.
En cuanto a la isla errante de Ortiga, por haber sido el cobijo de Leto fue premiada con cuatro pilares que le impedirían que se hundiese jamás. Ortiga se transformaríaen Delos, donde se alzaría el principal templo del dios Apolo.
Numerosas son las batallas libradas por la diosa y numerosos los mitos que se derivan de sus persecuciones a las amantes de Zeus. Basten las narradas hasta aquí para bosquejar la figura, carácter y simbología de la diosa de los dioses.
Retomando el inicio del artículo, muchos asimilan el mito con lo irreal, lo ilusorio, lo irracional. ¡¿Cómo en pleno siglo de la partícula de Dios se va a creer en Hera, Zeus o artemisa?! Pero estos mismos que así vociferan, consultan los oráculos del siglo XXI, se rinden ante otros mitos, otros dioses que ellos mismos moldean. Y de esta manera, volvemos al principio. Mediante narraciones y predicciones van construyendo el mundo. Haciendo propias las palabras de Jean-Charles Pichon, concluyo diciendo que“. No hay más historia posible- y de pronóstico admisible- que la de las creencias humanas. Así, la anécdota se convierte en impostura; el pronóstico, en una divagación”. ¿Hasta qué punto la impostura y el delirio no poseen algo de exactitud?
Corina Yoris-Villasana
@yorisvillasana
Fuente: El Nacional